La historia de SERVIR-D es una historia de amor. Un amor anclado en el servicio hacia los sectores más necesitados.

 

En este sentido, la Compañía de Jesús - haciendo eco de su lema "en todo amar y servir" - siempre ha promovido y acogido el servicio voluntario en sus obras apostólicas y de bien social.

 

Sin embargo, no existía en República Dominicana una forma sistemática de promover y canalizar el deseo de tantas personas de buena voluntad de aportar sus dones, experiencias y recursos para que nuestra sociedad sea más justa y solidaria.

 

Gestación de un sueño

En 2004, laicas y laicos vinculados a la Compañía de Jesús se proponen colaborar con ella para establecer un voluntariado a partir de la espiritualidad ignaciana. Durante meses y en estrecha colaboración y diálogo con las diversas obras sociales jesuitas, se elaboró una propuesta de establecer una institución que permitiera a quienes se acercaran saborear la dimensión trascendental de la vida, reconectando con su esencia más noble, mientras prestaban servicio voluntario en las obras de la Compañía de Jesús en Rep. Dom. Desde esta perspectiva, SERVIR-D se proponía dar cabida a una diversidad de personas, independientemente de sus confesiones de fe y vínculos religiosos siempre que tuvieran sencillamente, la voluntad de servir.

 

Lanzamiento

Al inicio SERVIR-D no contaba con ningún financiamiento y su lanzamiento y puesta en marcha, el 1 de diciembre de 2004, se hizo exclusivamente con el trabajo voluntario de personas identificadas con este sueño. Entre ellos aunaron esfuerzos profesionales de diferentes ramas (publicistas que hicieron todo el trabajo de identidad institucional y campaña publicitaria; abogados que ayudaron en la elaboración de estatutos y su incorporación como asociación sin fines de lucro; entre otros). Una comunidad laical vinculada a la Compañía de Jesús nos acogió en su local, que mas tarde fue bautizado con el nombre de Centro Alberto Hurtado para recordar a ese santo chileno de nuestros tiempos que hizo tanto para promover la solidaridad y la justicia en su país.

 

Desde estos inicios, una empresa amiga – Generadora Palamara La Vega, actualmente Gas Natural Fenosa - apostó por SERVIR-D y fielmente ha contribuido cada mes con recursos financieros que permitan asegurar una estructura básica de operaciones.

 

Poco a poco se fue conformando un equipo coordinador, integrado por 8 laicos voluntarios y un asesor jesuita. Durante todos estos años ese equipo se ha encargado de darle forma a la programación anual y asegurar su ejecución. Personas interesadas en sumarse a un voluntariado se han acercado a SERVIR-D, han recibido una formación básica y luego han sido incorporados como voluntarios en obras de bien social, principalmente de la Compañía de Jesús, pero también de otras instituciones amigas.

 

La mística que orientaba a sus fundadores y que persiste hasta hoy día, es la de soñar en grande pero conscientes de que los logros no se miden con criterios de éxito, fama o mérito, sino por el contrario, a partir de lo pequeño, la semilla que se siembra aunque no necesariamente estemos llamados a recoger sus frutos. Así, el trabajo de SERVIR-D se ha venido desarrollando modestamente, con financiamiento limitado y un mínimo de personal contratado para asegurar las operaciones.

 

Por tanto, podemos decir que la gestión de SERVIR-D se asemeja a la semilla de mostaza que siendo la más pequeña de todas las semillas, cuando crece vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. Y así ha sido... Con el paso de los años, SERVIR-D ha ido creciendo y anidando a muchas personas de buena voluntad que aportan su tiempo, experiencias, dones y recursos para que esta obra crezca y dé frutos.

 

Consolidación y Expansión

Desde un inicio se vio la necesidad de establecer un programa de formación básica de voluntarios y éste llegaría a constituirse en el programa central de SERVIR-D. De un programa de formación de unas 3 sesiones se fue ampliando el pensum hasta llegar a 8 sesiones temáticas que se imparten en tres ciclos de formación al año.

 

Se fue conformando un equipo de facilitadores, personas profesionales que dan de su tiempo y conocimientos para orientar en una diversidad de temas que SERVIR-D entiende son necesarios para que las personas se preparen para dar lo mejor de sí mismos en su labor de voluntariado. En la medida en que se ampliaba la demanda de los servicios, SERVIR-D se embarcó en una planificación estratégica de 3 años que incluye impartir formación a otros voluntariados, programas de voluntariado estudiantil y asesoría a empresas en lo relacionado a responsabilidad social y voluntariado empresarial.

 

En esta etapa, con el objetivo de dar mayor opción a los voluntarios, se amplió el número de obras sociales vinculadas a SERVIR-D para incluir no sólo proyectos y obras sociales jesuitas, sino de instituciones afines. En la actualidad, SERVIR-D cuenta con 23 obras sociales vinculadas que reciben voluntarios y forman parte de la gran familia de SERVIR-D.

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